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Clamor en las calles de Argelia contra el general Gaid Salah y el nuevo presidente del Gobierno

El mandatario elegido hace una semana con una abstención récord dice tender la mano a los manifestantes, pero el régimen mantiene la represión contra las protestas

En un país como Argelia, donde hay una larga tradición de dibujantes gráficos de prestigio internacional, que llevan lustros criticando al poder, impera desde hace varias semanas un dibujo que disfruta de un éxito arrollador. La obra se titula L’Élu (El Elegido). En ella se ve a los cinco candidatos que concurrieron en las elecciones presidenciales del pasado 12 de diciembre. El jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Gaid Salah, hombre fuerte del país, le calza un zapato dorado a uno de ellos, Abdelmayid Tebún, como en el cuento de la Cenicienta. Los otros cuatro esperan su turno bajo la mirada complaciente del antiguo presidente, Abdelaziz Buteflika (1999-2019). El mensaje implícito podría ser: “el general, amo y señor del país, elige a su preferido para presidente para que todo siga igual que siempre”.

El autor de la obra, el artista de cómic Benabdelhamid Amine, conocido como Nime, publicó El Elegido en su blog un mes antes de las elecciones. Para entonces, ya se comentaba que entre los cinco candidatos, todos antiguos dirigentes del régimen, Abdelmayid Tebún era el hombre más cercano a Gaid Salah. Finalmente, Tebún ganó las elecciones, a sus 74 años, con una participación oficial del 41,14%, lo que marcó una abstención récord en un país acostumbrado a grandes abstenciones.

Dilem, uno de los caricaturistas más reputados en Argelia, publicó esta semana una viñeta en el diario Liberté en la que escribió: “Tebún ejerce oficialmente sus nuevas funciones”. Y en ella se ve a un general muy parecido a Gaid Salah sentado en una silla, con la cabeza recostada en sus propias manos y los pies en la mesa, ordenándole al nuevo presidente: “Un café con dos terrones de azúcar”.

Sin embargo, la caricatura de Nime, sigue siendo la que más eco ha tenido. No se debe a que haya sido premonitoria, sino a que el propio Nime fue detenido en la sede de su agencia de publicidad, en Orán, el 26 de noviembre, poco después de publicarla. Un tribunal de Oran condenó a Nime el 11 de diciembre, un día antes de las presidenciales, a un año de cárcel. Su delito: “atentar contra el funcionamiento del Estado” y “distribuir documentos que pueden dañar el interés nacional”.

Cuando comenzaron las movilizaciones en Argelia, el 22 de febrero, los manifestantes pedían que el octogenario Abdelaziz Buteflika no se presentara a un quinto mandato. Una vez conseguida su dimisión en abril, los miembros del llamado Hirak (Movimiento, en árabe) pidieron un proceso de transición. Pero Gaid Salah solo impulsó unas elecciones presidenciales que millones de argelinos han boicoteado. Ahora, muchos de los activistas piden abiertamente que Gaid Salah se vaya.

“El Elegido”, Abdelmayid Tebún, tendió la mano a los activistas del Hirak en su primer discurso como presidente electo. El jueves prestó juramento. Y reiteró su llamada al diálogo con el Hirak, prometió impulsar una nueva Constitución que limite el mandato de los presidentes y anunció una nueva era en el país. Pero ese mismo día se conocía que el joven poeta Mohamed Tadjadit, que se ha hecho conocido por sus letras contra el poder, ha sido condenado a 18 meses de cárcel por “atentar contra la unidad nacional”. Tadjadit se encuentra preso desde el 11 de noviembre.

El poeta se suma así a una larga lista de detenidos, que superan la centena. Entre ellos, destacan varios activistas muy carismáticos del Hirak, como Karim Tabú, encarcelado desde septiembre. La represión contra los medios tampoco afloja. TSA, el sitio electrónico que gozaba de mayor difusión en Argelia, lleva seis meses bloqueado, a excepción de tres semanas entre noviembre y diciembre. Solo se puede leer fuera de Argelia. El Colectivo de Periodistas de Argelia Unidos (JAU, por sus siglas en francés) pidió en un comunicado que cesara la presión sobre los medios, que se ejerce «mediante el bloqueo y el despido de periodistas”.

Tomado de https://elpais.com

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